A veces no necesito que me entiendas, o que me aconsejes, tan sólo que me abraces con tus palabras, refugiarme en tí, chico-cactus, que siempre me malinterpretas y piensas que voy buscando guerra cuando en realidad busco que te reafirmes en tu postura, para tener algo compacto a lo que agarrarme, para saber que nuestra burbujita no es tan frágil como yo pienso, para tener algo sólido en lo que creer al finalizar el día. Sé que no es fácil, que no siempre te apetece o te nace, pero es lo que busco, y quiero que lo comprendas.
A veces no me entiendes, ni me aconsejas, pero tampoco me abrazas, y el frío de la soledad coagula mi pulso, criogeniza mi corazón y nitrogena mi conciencia. Para entonces te ametrallo con sílabas hirientes que tú esquivas con ligereza, has aprendido a hacerlo a lo largo de los años, y te escudas en un silencio que me entristece. Y en mi cabeza se deshace una esquirla de burbuja del futuro, y la posibilidad de que se desbaraten mis planes me hacen más intransigente.
Las peores batallas no son las que pasaron,
sino las que están por venir,
por eso necesito saber que estás de mi bando,
porque no soportaría tener que luchar contra alguien tan hábil
(como yo), sin detestarlo.
sino las que están por venir,
por eso necesito saber que estás de mi bando,
porque no soportaría tener que luchar contra alguien tan hábil
(como yo), sin detestarlo.
2 comentarios:
Hola me gustó esta entrada.
A veces tan sólo necesitamos calor, sentir que nos escuchan. Ni siquiera es necesario que nos comprendan, sólo que nos escuchan.
Un saludo
si tienes la oportunidad de ver, escuchar, hablar con ese dulce sueño de abrazo...
deja de hablar, escuchar y mirar... y abraza, abraza una y otra vez.. y mirate a ver que es lo que ves.
A veces somos nosotr@s.. y preferimos pensar que son ell@s.
Hoy te dejo yo abrazos, muchos abrazos y un poco de sal y pimienta.. no sé, espero que te sirvan.
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