El cerebro humano ha cuadriplicado, aproximadamente, su tamaño en los últimos dos millones y medio de años. En cuanto a su peso, el cerebro representa tan sólo el dos por ciento del peso corporal humano, sin embargo, consume alrededor del cuarenta por ciento de todas las energías del cuerpo (decía un libro que había leído hacía poco tiempo). Gracias a ese desarrollo espectacular del órgano cerebral, el ser humano ha adquirido las nociones de tiempo, espacio y probabilidad.
Tengo sabía que el tiempo transcurre de manera irregular. En su origen es uniforme, pero, cuando se consume, se transforma en algo irregular. Ciertos periodos de tiempo son terriblemente largos y pesados; otros, breves y ligeros. Y, a veces, el orden de los acontecimientos se altera y en los momentos críticos, incluso desaparece. También se le añade lo que no debería añadírsele. Al regular el tiempo a su capricho, la gente quizá regule su propia razón de ser. En otras palabras, al realizar esas operaciones, logran conservar a duras penas la cordura. Si tuvieran que aceptar el tiempo vivido de manera uniforme y secuencial, sus mentes no podrían soportarlo. Sus vidas serían igual que una tortura. Así pensaba Tengo.
Gracias al ensanchamiento del cerebro, las personas han adquirido la noción de temporalidad, pero al mismo tiempo, han aprendido la manera de alterarla y regularla. Las personas consumen tiempo sin cesar, y , paralelamente, reproducen el tiempo en su conciencia. No es una tarea sencilla. Resulta natural que el cerebro consuma el cuarenta por ciento de la energía total del cuerpo.
1Q84,
Haruki Murakami
Haruki Murakami
4 comentarios:
El tiempo es la cuarta dimensión y la demostración de la teoría de la relatividad de Einstein. Es muy posible que sin el aumento de la masa y peso cerebral no llegaríamos a notar esos cambios pero gracias a ella vemos que las horas son relativas: pasan como minutos (a veces como segundos) cuando estamos a gusto con alguien o algo, relajados, divertidos y se arrastran como años (o siglos) cuando estamos aburridos o penamos por alguien o algo.
Salu2
Quiero leer ese libro. Me encanta Murakami!
Abrazo.
Totalmente de acuerdo con Haruki.
¿Te imaginas la velocidad a la que viajan las ideas? Eso cansa a cualquiera, vamos.
Te quiero, ¡bella! :D
Yo añadiría que el cerebro a veces tiene tantas cosas que hacer que simplemente deja de interesarse por controlar el tiempo.
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