Dejamos atrás el ángel caído. Contamos hasta diez veces en las que Javi lanzó la motosierra encendida, la espada y la peligrosísima bola roja al aire, hizo malabares con todo y repitió la jugada. Paseamos entre árboles centenarios, nos reímos de nuestros chistes privados y contemplamos las primeras estrellas centellear en el cielo purpúreo de Madrid. El lago del Retiro estaba repleto de peces que se han acostumbrado a engullir palomitas y gusanitos, había barquitas de espontáneos remeros y tú, te quedaste contemplándome en silencio, preguntándote en qué estaría yo pensando, para estar tan callada, mientras la luz perdía terreno ante una noche hechicera.
Rodeados de criaturas infectadas de hastío, sólo nosotros logramos la venia de la diosa, que improvisó un sortilegio en el que el tiempo quedó a nuestra merced, para poder disfrutar de la noche perfecta. Pasear a tu lado por Madrid siempre es un privilegio.
4 comentarios:
Debió serlo sin duda.
Das fe.
Saludos.
Hola y buenas noches..
Me gusto tu escrito.. un saludo de buen fin de semana
Como cambian los escenarios según las compañía ¿verdad?
¡Se nota a leguas! :)
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