Valientes y valiosos

26.7.12

Una Ronda por Málaga



Esta vez no hubo que levantarse a horas intempestivas, el tren nos esperaba a una hora razonable. Yo, que soy el ejemplo personificado de la procrastinación, lo viví como una fabulosa prebenda; a las nueve y cuarto estaba haciendo la mochila, a las diez y media presumía de pinta de viajera  por Atocha mientras me ufanaba para tomar "el Pollo", como lo llaman mis compañeros de Sevilla, o "el Ave", para el resto de los terrícolas.

En Málaga hace calor, pero no es  ni pegajoso ni húmedo, como en la mayoría de las localizaciones costeras. Atravesamos un puente que suponemos que alguna vez salvó un río,  aunque cuando cruzamos aquello estaba más seco que la  alpargata de un beduino (quizá en marea alta tenga una utilidad real ). Paseamos por la Alameda Principal, abarrotada de kioscos de flores, y mujeres aburridas hojeando revistas, hasta llegar a nuestro hotel, en pleno centro, en una calle paralela a la calle de Larios.


Tras una comida a base de huevos rotos - con chistorra, unos, y con escamas de foie, otros - el café y la siesta , ya bajó la temperatura lo suficiente como para recorrer sus calles sin prisa. En la oficina de información turística nos " atendieron " lo más breve y antipáticamente posible : nos dieron un plano y nos sugirieron que leyéramos la relación impresa detrás. Así que nos adentramos por sus calles a la buena de Dios.

Como es habitual,
puedes picar en la imagen para ampliarla

Desde la plaza del Obispo bordeamos la catedral de la Encarnación , a la que los malagueños llaman cariñosamente "la Manquita".


Construida sobre los cimientos de una mezquita, en el recinto de la muralla árabe, este templo renacentista comenzó a edificarse en 1528, sufriendo constantes interrupciones en sus obras, casi siempre por falta de fondos. En 1782 cesaron definitivamente los ingresos destinados a su construcción, con la fachada y la  torre sur aún sin acabar. De ahí el sobrenombre de "la Manquita", pues la carencia de esa torre era la más significativa, aunque tampoco se terminó una balaustrada que estaba prevista para la parte superior ni se pudieron incluir diversos elementos decorativos.



Málaga desprende el encanto de las poblaciones andaluzas; balcones con flores fragantes, bullicio en las calles, sol alegre. También explota su historia pasada,  hay un paseo hasta la plaza de la Merced en el que se indica donde nació Pablo Picasso, la iglesia donde fue bautizado, el colegio de Picasso, donde se cayó por primera vez siendo niño. . . . 

Más a mi gusto encontré el teatro romano del siglo I d.C,  que se descubrió hace relativamente poco, en 1951, cuando se estaba planificando un jardín que iba a ubicarse en la entrada de la Casa de la Cultura. Data de la época de Augusto y fue utilizado hasta el S.III ; después los árabes lo emplearon como cantera de materiales para la estructuración de la Alcazaba que se encuentra detrás.


Por supuesto, como en todo teatro romano que se precie,
tiene inquilinos muy sofisticados.


Por el Palmeral de las Sorpresas
nos acercamos hasta la playa de la Malagueta y el puerto. 


Y volvimos hasta la catedral, donde elegimos aposentarnos en una terracita justo enfrente de la iglesia de San Agustín. Cenamos estupendamente, gozando de una noche tranquila, amenizada por la melodía suave de una guitarra y una fragancia a jazmín que procedía de una planta extraña a mis ojos. Yo no había visto jamás una biznaga y el camarero, solícito, nos explicó que no era una flor natural, sino que son jazmines que se ensartan en unos juncos o pinchos. Nos explicó que algunos vendedores espabilados vendían los capullos cerrados a los turistas con la falsa promesa de que las flores se abrirían después. Mi chico se decantó por regalarme una preciosa rosa roja que subsistió casi perfecta nuestros tres días de vacaciones.


El paisaje nocturno, con luna llena, teatro romano y alcazaba resulta espectacular .

No llevábamos la cámara; mi Nikon feneció en diciembre, (D.E.P.), y la Sony que la sustituye adolece de la calidad de la primera. Los paisajes nocturnos aparecen con mucho ruido... ,  así que esta foto, se hizo con el móvil.

Al día siguiente tras un desayuno a placer, visitamos más a fondo la catedral - cobran entrada, 5 € ;  a cambio la audioguía es gratuita , y permiten hacer fotografías sin flash.


Se da un aire a la catedral de Granada, y se pueden encontrar diseminadas obras de arte como las tallas de Pedro de Mena, o la impresionante sillería del coro , obra de Francisco de Mora,  a quien tenemos fresco en la memoria por ser el artífice del palacio ducal de Lerma.


Sin embargo lo que más impresionó mi retina, después del altar mayor y el coro, fue un cuadro de Enrique Simonet Lombardo, La decapitación de San Pablo. Vívido, el artista juega con la luz para crear una imagen impactante casi 3D. 


De la penumbra de la catedral (y su halagüeña frescura) pasamos a la luz más potente. Nos encaminamos hacia las ruinas del teatro romano y nos introducimos en la alcazaba, del siglo XI. En una época en que proliferaban los reinos de taifas, tras la caida del califato cordobés , el principal objetivo de estos palacios fortificados es la inexpugnabilidad. Para llegar a la residencia de los gobernadores había que atravesar tres recintos concéntricos amurallados y ocho puertas fortificadas.

Pese a su finalidad militar no faltan jardines, acequias, albercas, miradores que asoman al mar....
Descubrimos fragantes y preciosos jardines entre los que se escucha el agua borbotear



Una pequeña observación ; años antes la gente lanzaba monedas de 1€ al pedir un deseo a las fuentes ; hoy en día el precio de los deseos se ha rebajado a  50, 20 e incluso 5 céntimos. . .






Los árabes tienen una cultura muy sensual, y todos los sentidos se ven halagados en este entorno, incluso ahora en los que los adornos fastuosos han desaparecido.




Fuimos al museo Picasso, o Palacio de Buenavista. Una construcción arquitectónica del siglo XVI en el que se mezclan los elementos renacentistas y mudéjares. El precio de la entrada me pareció excesivo (en el museo del Prado jamás he pagado 5 euros para acceder, - ¡tan sólo para la colección permanente! -  aunque también es cierto que el museo de Madrid tiene horarios gratuitos de los que me he beneficiado). Comercializan con el nombre de un pintor que se marchó con 19 años y nunca regresó, y no me gustó el regusto de márketing que se transpira por parte de la fundación. Definitivamente, y mucha gente me menospreciará por esto,  me gustó más el edificio que la colección que se exhibe.

Salimos algo decepcionados, y para más inri, no pudimos comer en condiciones. Pedimos unas tapitas para ir empezando y unos macarrones. El camarero nos informó que jamás habían tenido  las tapas que se ofrecían en el menú, y nos trajo un único plato de macarrones. ¿Quizá pensó que eran para compartir?. Un desastre...
Para compensar , nos tomamos un helado de Freskito y dedicamos la tarde a la playa de la Malagueta.

Nos dimos un chapuzón (el agua estaba fría, he de decir) y nos concedimos unas horas de asueto tumbados en la arena hasta que el sol desapareció.  Tras una cena sustanciosa,  dimos el día por bien empleado.

Al día siguiente visitamos Ronda. 



Hay un único tren directo de ida,  ídem para la vuelta ; 
como no nos apetecía hacer transbordos , 
 nuestro horario quedó un poco limitado. 
Pero salimos encantados.

Para empezar, en la oficina de turismo nos tomaron en más consideración, pese a que había bastante público,  y nos esbozaron una ruta plausible en función a nuestro horario. Además de la célebre plaza de toros, hay mucho por ver.



El Tajo, que no es un río, sino una garganta de casi cien metros de profundidad, ¡ ahí es nada !, salvada por un  puente ( el Puente Nuevo ) , que se construyó entre 1751 y 1793. Unos cuarenta años para hacer realidad esta genialidad arquitectónica de 70 metros de largo y 98 metros de alto. Cuenta la leyenda que el arquitecto, Martín de Aldehuela, se arrojó al Tajo de Ronda desde el vertiginoso puente, para evitar así construir una nueva obra que lo superara en belleza, o por suponer, quizás, que nunca podría volver a cimentar algo tan sublime.





Abandonando ya el puente, pero no el río, existe un paseo por el borde del barranco, que llega a un célebre Balcón del Coño.  Así  denominado porque muchas personas, al asomarse al abismo desde el mirador, sueltan dicho taco antes de retroceder . ..


La vista en picado , impresiona  . . .


El palacio de Mondragón, residencia del califa omeya Abd al-Malik,  es un palacio andalusí del que poco queda de su época musulmana . En 1485 los reyes católicos conquistan Ronda y establecen su residencia en esta ubicación. Después será el capitán Melchor de Mondragón el propietario, dejando su escudo de armas en la fachada y dando nombre al palacio. Hoy el edificio alberga el Museo Arqueológico de Ronda, muy currado, por cierto. 






Decidimos almorzar en el restaurante de un hotel , El poeta de Ronda , sito en el casco antiguo de la ciudad. Fue la casa del  poeta Pedro Pérez Clotet, de la generación del 36, y conserva el ambiente de una tradicional casa andaluza.. Yo sólo caía en la generación del 27 (cómo olvidar a Alberti, Guillén, Dámaso Alonso, Gerardo Diego, Salinas... ). Pero aceptamos que este señor poeta coetáneo de Miguel Hernández también es muy famoso. 
Comimos excepcionalmente bien, y una vez terminada nuestra sobremesa, nos encaminamos al Arrabal, donde solía estar la Medina musulmana. Allí están ubicados los baños árabes.
¡ No nos los podíamos perder, son los mejor conservados en toda Europa !.



Punto de reunión social, político y ritual de higiene, está dividido en tres salas de baño; fría, templada y caliente. Había distintos horarios para que lo utilizaran tanto hombres como mujeres, y el sistema hidráulico estaba propulsado por una ingeniosa noria que se movía gracias a un burro. Como curiosidad,  comentar que los cristianos prohibieron el uso del baño público en cuanto se hicieron con la ciudad (supongo que para evitar conspiraciones),  por lo que me parece que la higiene debió sufrir cierto menoscabo.

Ronda nos conquistó ;  volveremos ,  con toda seguridad , para poder disfrutar de todo lo que ofrece con mucha más calma .

Regresamos a Málaga con muchísima hambre. Cenamos de tapas en una terracilla en la que incluso tuvimos mesa romántica con velita para dos... Por cierto que se dirigían a nosotros en inglés, nos tomaron por guiris . Después, ¿qué menos que continuar con el romance? Nos dimos un paseo hasta el muelle, deteniéndonos por puntos emblemáticos. Ésta vez sí llevábamos cámara...

La alcazaba y el teatro, nuevamente
Universidad de Málaga

Ayuntamiento de Málaga



Al lado está el banco de Málaga pero tal y como está el patio, no quisimos inmortalizar imágenes dolorosas.  En cambio, perfilando el Paseo de la Farola, nos fijamos en los nombres de algunas embarcaciones amarradas (había una bautizada "Calamardo", nos hizo mucha gracia). Decidimos tomar algo en una terracita al lado del puerto, en mi caso un mojito delicioso, y pudimos contemplar unas vistas preciosas,  a las que nuestra cámara Sony no les hace justicia.





El último día lo empleamos en visitar el castillo de Gibralfaro, declarado BIC - no marca de bolígrafo, sino Bien de Interés Cultural.  Un enclave inigualable en lo más alto de una empinada cuesta que nosotros optamos por ascender en transporte público. (Algo hemos aprendido desde julio de 2006, en el que subimos la cuesta del Albaicín de Granada cargados con nuestras mochilas, a una temperatura rondando los 40ºC).




Foto de Flickr
Entrada y Torre del Homenaje

Unos dicen que el topónimo proviene de los fenicios y significa ‘monte del faro’. Otros sostienen que el término se debe a los árabes y significaría ‘monte valiente’. Sobre la fundación del primitivo asentamiento también hay controversias, no queda claro si han sido los fenicios, los griegos o los romanos los primeros que establecieron la primera fortificación defensiva. Sí se sabe que es en el periodo árabe cuando alcanza su esplendor.  Abderramán III termina la fortificación del cerro, y Yusuf I se encargó de convertirla en castillo. En tiempos de dominación musulmana,  la alcazaba y el castillo estuvieron conectados para favorecer la comunicación directa.



Me fascinó saber que los árabes plantaron todo tipo de árboles y plantas con un fin, no sólo decorativo, sino también por sus propiedades simbólicas. Al estilo del feng shui chino, cada vegetal ocupaba un espacio por su valor alegórico. El mirto o arrayán por estar asociado a las divinidades griegas, a Venus en general ; las higueras por sus cualidades médicas, ya ensalzadas por Galeno, el médico romano; laurel como signo de poder, de inmortalidad, el granado como símbolo de prosperidad y riqueza... y así con toda la flora, tan variada, que se puede descubrir a lo largo del paseo por el perímetro del castillo.


En la reconquista del reino de Granada, Málaga es la última de las ciudades en capitular. Tras un sangriento asedio de cerca de seis meses, los reyes católicos consiguieron anexionar Málaga a la Corona de Castilla, en el que los soldados malagueños capitularon más por hambre que por otra cosa.
Sólo se le permitió la permanencia en Málaga a veinticinco familias en el recinto de la morería, como mudéjares*. Fernando el Católico se apropió del inmueble, utilizándolo como residencia. Paradójicamente, se utilizó también como prisión de los vencidos y hospedaje del ejército. 


* Mudéjar :  Musulmán que reconoce la soberanía de los Reyes Católicos y se compromete a continuar pagando los impuestos tradicionales; en contrapartida, recibe la protección real para su persona y bienes, así como garantías de que serán respetadas sus creencias, leyes y usos sociales.
La historia posterior de los moriscos malagueños muestra que la Iglesia se desentendió de las tareas evangélicas, lo cual, unido al carácter fingido de la conversión, haría que el Islam sobreviviera de modo clandestino, hasta su expulsión en 1501

Con la dominación francesa, fue prácticamente destruido en 1812. Estas piedras enmarcaron grandes eventos históricos, pero también unas vistas grandiosas.


Podréis encontrar el Pozo Airón, de más de 40 metros de profundidad y excavado en la roca, varios aljibes, dos hornos de pan, garitas de época moderna y el edificio del antiguo polvorín, donde hoy se ubica en Centro de Interpretación de la fortaleza. Se exhiben algunos utensilios de la vida cotidiana, pero sobre todo el armamento, indumentaria militar y cartografía de distintas épocas desde el siglo XV hasta el XX.
También está aquí el Parador de Málaga y un establecimiento que tiene una terraza sin par, donde se puede uno solazar a la sombra tomando un refrigerio.


Bajamos hasta los Jardines de la Puerta Oscura y desde ahí, repetimos en el restaurante frente a la iglesia de San Agustín para saborear una paella de despedida. La estación de María Zambrano nos esperaba ; nos marchamos de una ciudad a la que no tengo la menor intención de volver , pero que sí merece la pena visitar una vez en la vida .


3 comentarios:

mariajesusparadela dijo...

Precioso recorrido.

Atlántida dijo...

No sé porque a mí Málaga no me gusto tanto, la vi un poquito gris y despertó menos mi pasión de lo que esperaba, aunque el museo Picasso sí me gustó o más bien el verlo como malagueño. También me quedo con la Alcazaba y el castillo, las vistas desde allí me parecieron preciosas, incluido el símbolo de la plaza de toros. Yo tampoco sabia lo de las plantas, me parece muy interesante que también los arabes pusieran sus "detalles orientales".
El puente sobre el Tajo me ha parecido interesante, me anoto Ronda para un viaje profundo.
Veo que has disfrutado de tus tres días, si es que viajar es lo mejorcito.
Besitos guapa.

barbaria dijo...

Bonito viaje, y preciosa descripción digna de la mejor guía.
Felices vacaciones!!