Valientes y valiosos

16.2.12

Lerma, el silencio invernal

Somos así ; en agosto vamos a Granada, y en febrero, en plena ola de frío siberiano, nos encaminamos a Lerma . Parece que preferimos gozar los paisajes en las condiciones menos propicias, pero queda claro que si salimos contentos aunque el tiempo no acompañe, es que el enclave es meritorio de ser visitado.

Iglesia Colegial de San Pedro, Lerma

Lerma está situada en lo que solía ser el Camino Real, a unos doscientos kilómetros de Madrid y a unos 38 de Burgos. Pese a que su historia se remonta a la época de las tribus celtibéricas,  su atractivo reside en las reverberaciones del siglo XVII, debidas a Francisco Gómez de Sandoval y Rojas,  más conocido como el duque de Lerma. Seguro que os viene a la mente una imagen suya gracias al cuadro de Rubens que se exhibe en el Prado.


En realidad, Don Francisco Gómez era un conde ; recibió el mayorazgo de la Casa en 1574 como IV Conde de Lerma y V Marqués de Denia. Lo primero que hizo fue convertir en ducado el título de conde, y llevar a segundo término el marquesado de Denia, dejando a Lerma como la cabeza de sus territorios.
Valido del rey Felipe III durante 20 años, decidió crear una corte propia en su villa, y durante ese tiempo en el que gobernó en el lugar del rey , Lerma se vio favorecida. Se convirtió en Corte de Recreo, donde acudía la nobleza para divertirse, se celebraban fiestas, mascaradas, banquetes . . .  y se personaban los personajes más relevantes y artistas de la época. Los mejores arquitectos también se involucraron en la construcción de los edificios que hoy conforman uno de los conjuntos histórico-artísticos mejor conservados en España.

Nos alojamos en lo que fuera palacio ducal. Una edificación de estilo herreriano, austera e imponente. Ningún palacio podía tener más de dos torres, salvo el de los reyes, pero al duque de Lerma se le concedió este privilegio, aunque se dice que embaucó al rey para conseguir esas torres adicionales. El palacio fue asaltado por los franceses durante la guerra de la independencia, y en la guerra civil se utilizó como cárcel. Actualmente, está restaurado como parador. De hecho, uno de los torreones está habilitado como habitación, así que si planeáis un fin de semana por todo lo alto, ya sabéis...




Sólo entrar en el parador resultó ser una maravilla para los sentidos. Primero porque con la helada climatología que había afuera, el ambiente caldeado nos reconfortó. En recepción obsequian con caldo caliente para los huéspedes que lo deseen ; no lo probamos , pero es una deferencia que se agradece al llegar semicriogenizado de la calle. Nos acompañaron hasta lo que serían nuestros aposentos durante el fin de semana. Echamos una ojeada rápida al claustro, acristalado y acondicionado, acogedor, repleto de sillas y mesitas confortables y alumbrado por una cálida luz tamizada. Por los pasillos y en el ascensor se escucha Enya, canto gregoriano o similares. Nos fueron explicando en el recorrido los horarios y las actividades disponibles. Los pies se hunden en las mullidas alfombras azules. La habitación que nos dieron nos pareció estupenda, ubicada en la cuarta planta, abuhardillada, y como detalle de bienvenida, nos agasajaron con fresas y trufas, supongo que por estar en fechas tan próximas a San Valentín. Lo más curioso, sin embargo , no provino del alojamiento, sino de Lerma en sí ; la serenidad de la noche. No escuchamos nada; ni un aleteo siquiera. Tan sólo silencio absoluto.



Esta villa tiene mucho que ofrecer. Tras un pantagruélico desayuno, nos aventuramos por los alrededores para situarnos. Sin embargo, la visita guiada que nos brindaron desde la oficina de turismo no es equiparable a ninguna excursión que uno decida emprender por su cuenta.

 ( En parte, porque el guía
 es el poseedor de las llaves de las iglesias . )

Durante nuestra breve excursión autónoma el silencio continuó siendo la banda sonora de la villa ; no encontramos ni tan siquiera un animal despistado que pateara las calles. A unos cincuenta metros de nosotros no sobresaltó el soniquete de un móvil a volumen normal - por esos lares, resultaba atronador.

Y nuestra visita se inicia en la calle de la Audiencia,
desde el edificio donde todo está centralizado,
el monasterio de Santa Teresa .



Debido a la desamortización de Mendizábal, la construcción quedó abandonada un tiempo. Hoy en día alberga en su claustro el Excmo. Ayuntamiento de Lerma, Juzgados y otras instituciones junto con la oficina de Turismo y el Centro de Interpretación de la Villa Ducal, mientras que la iglesia se mantiene como parroquia en los meses de invierno.


En nuestro grupo éramos poquitos, por lo que tuvimos la suerte de poder acceder al pasadizo que solía utilizar Felipe III y la nobleza a fin de evitar salir a la calle (para evitar el contacto con el frío, la chusma y/o las enfermedades). El pasadizo conectaba todos los edificios desde el palacio de Lerma hasta la Colegiata de San Pedro. El tramo visitable conservado hasta la actualidad es la unión de los Monasterios de Santa Teresa y Santa Clara. Se sale al exterior por el Mirador de los Arcos, o, como lo llamó Alberti al visitarlo, el "Balcón del Frío".


En esta foto se aprecia el pasadizo,
en la parte superior de los edificios.

El pasadizo lo utilizan también las monjas clarisas para ir desde su convento hasta la Iglesia de San Pedro. En Lerma se concentra una gran vida espiritual; existen tres conventos de clausura que hospedan a más de un centenar de religiosas.  Las clarisas habitan el Convento de la Ascensión de Nuestro Señor, uno de los más antiguos de la villa.


La capilla del convento es sobria. Cabe destacar un Cristo yacente de Gregorio Fernández, uno de los mejores imagineros de la Escuela Castellana, y un relicario - aunque las reliquias están en poder de las monjas en lugar no visible. Venden repostería que, según nuestro guía, no sólo está bendecida , sino que no engorda ... una vez más , no lo comprobamos in situ.

Salimos a la plaza de Santa Clara y nos encontramos con un monumento curioso al cura Merino,  sacerdote que en la guerra de la independencia luchó contra las tropas napoleónicas. Logró formar un cuerpo guerrillero eficiente que le quitó el sueño a los mandos galos... Uno de sus hitos en la resistencia española fue asaltar el palacio ducal, rindiendo a la guarnición francesa. Irónicamente, al estallar la guerra carlista, se debe exiliar precisamente en Francia y muere en Alençon. Sus restos fueron trasladados posteriormente hasta Lerma.
Plaza de Santa Clara.
Esta foto no me pertenece;  el autor es Miguel A. Rodríguez
la imagen la encontré en Panoramio

Nos queda la Ex -Colegiata de San Pedro, a la que sólo se puede acceder con la visita guiada pues habitualmente está cerrada, como anticipé antes. La fachada es un modelo de estilo herreriano; dos columnas dóricas sujetando un entablamento en el que figuran los escudos ducales. En el centro predomina la imagen de San Pedro, ubicada en una hornacina. Como dato curioso, la puerta es la original de 1616.


En su interior guardan dos joyas musicales, dos órganos de 1615/16, construidos por el organero mayor de Felipe III, que todavía se utilizan. Frente al coro, preside un retablo barroco, en el que las columnas salomónicas aparecen cercadas por la decoración atiborrada del gusto de la época ( elementos vegetales, amorcillos, horror vacui en general). La catedral se caracteriza por tener una girola y lo más impresionante es sin duda la estatua orante en bronce del tío del Duque de Lerma, Don Cristóbal de Rojas y Sandoval.

No permiten realizar fotos en el interior. He comprobado a posteriori que no todo el mundo ha observado las normas, así que os dejo aquí una foto con la venia del rey,  quien la colgó en esta entrada de su blog. 

Don Cristóbal de Rojas y Sandoval orante.
Se puede apreciar la filigrana que supone la caída del manto,
en bronce.

Para terminar con una rareza, en esta iglesia aparece una escultura única de Santa Calíopa, a la cual por confesar la fe de Jesucristo le cortaron los pechos, quemaron las carnes, y revolcaron después sobre cascos de vidrio; consiguió la calidad de mártir por ser degollada tras los anteriores suplicios. Se la considera lermeña y no romana,  y en la villa se celebra su festividad el 8 de junio desde 1724.

La visita termina en la plaza Mayor, una de las más grandes de España (casi siete mil metros cuadrados). Aquí se celebraron fiestas privadas, corral de comedias, juego de cañas, luminarias, toros...  Lope de Vega o Góngora representaban aquí sus obras teatrales. El Duque ideó una cruel variante de la Fiesta Nacional, muy popular entre los cortesanos, que consistía en un despeñadero para el toro, pues se le incitaba a salir por un balcón volado y el animal moría desnucado.


En una plaza anexa encontramos el monasterio de San Blas, donde se ubican las monjas dominicas. Erigido en 1613, hasta el siglo XIX estuvo unido al palacio.


Tras la visita guiada nos merecíamos un almuerzo; nos resguardamos del frío en un mesón y atacamos una deliciosa comida, en mi caso ensalada, chuletas, patatas fritas y natillas caseras. Mi acompañante se decantó por cerdo a la brasa ... mhhmm...

Por la tarde nos dirigimos a Santo Domingo de Silos, por una carretera transitada tan sólo por nosotros. Había hielo en el arcén, y a medida que avanzábamos, nos íbamos aproximando más a la nieve.

Gran concurrencia en la puerta de Santo Domingo,
apenas conseguimos franquear la entrada.
Plaza de Santo Domingo de Silos

En comparación, Lerma es el Caribe. . .

Ya en el monasterio, un monje dominico nos mostró el interior con explicaciones muy amenas. El claustro combina distintos estilos artísticos que se entremezclaron con el paso del tiempo. Sólo accedimos al claustro inferior,  cuyas galerías Oriente y Norte datan de la segunda mitad del siglo XI; mientras que las galerías Poniente y Sur son del siglo XII. Todo en el claustro invita a la reflexión, ninguna imagen es gratuita; los bajorrelieves, repasando la vida de Jesús, los capiteles de las columnas, con sus quimeras, las inscripciones en el suelo...


No puedo dejar de mencionar el famoso ciprés de Silos, plantado en 1882, y que ha ido creciendo hasta alcanzar más de 25 metros de altura. Gerardo Diego escribió inspirado por este ciprés el que se considera uno de los mejores sonetos de la literatura española.

Sin embargo lo que me entusiasmó fue la botica (quizá porque estaba en lugar más resguardado, o porque no me esperaba una estancia tan completa). La última restauración se realizó en 1705. Al pasar, nos llega una vaharada rancia, proveniente de los frascos que contuvieron alguna vez ungüentos, remedios, hierbas... y eso que donde hoy se expone no es el emplazamiento de la botica original. Ésta se componía del jardín botánico especializado, el laboratorio bioquímico, la biblioteca y el botamen. La biblioteca es admirable, se hallan algunos volúmenes fechados en el siglo XVI y más libros de los siglos XVII-XIX. Destaca un magnífico manual de farmacopea, un Dioscórides de 1525, que se supone no sólo poseían como rareza bibliográfica sino que era consultado por los boticarios o los elaboradores de licores de hierbas. En los anaqueles vemos cerca de 400 albarelos provenientes de la cerámica de Talavera de la Reina. En todos aparece el escudo del monasterio. Resulta fascinante. Por cierto, aquí se rodaron escenas de la película "El nombre de la rosa".

No permiten realizar fotos en el interior.
Estas imágenes proceden de la página web del monasterio


Salimos a la tarde glacial e inclemente. Dimos una vuelta sucinta,  pues el tiempo no acompañaba para pasear. El silencio resuena en la tarde fría. Sólo se oye el paso del viento gélido y la calma. No hay ni un solo vistante desorientado por las calles, excepto nosotros.


Nos refugiamos en un bar para hacer tiempo hasta el concierto de canto gregoriano que empezaba a las siete de la tarde. Café con leche caliente, una radio como único ruido de fondo, y esta vista:



El concierto de canto gregoriano bien mereció la pena y el frío, igual que salir de noche y comprobar que no existe en esta zona la contaminación lumínica; las estrellas brillaban con esplendidez, un universo estelar que habitualmente no se percibe pero que está sobre nuestras cabezas cada noche. Volvimos corriendo hasta el coche para entrar en calor, y en la más tenebrosa oscuridad, iluminados sólo por los astros. Una vez en Lerma, recurrimos nuevamente a un mesón para la cena, que acompañamos con buen vino de Arlanza, como mandan los buenos hábitos.


Al día siguiente dimos espléndida cuenta del desayuno, ambientado en el salón de Catalina de la Cerda, quien pese a ser más importante que su esposo, no llegó a alojarse nunca en el palacio, destinado a la corte y al rey, que ansiaba divertirse.


Nos quedaba por ver la parte medieval.



Arco de la cárcel

Vuelta a la Ex - Colegiata de San Pedro

Como habéis podido comprobar, Lerma da mucho de sí. Para terminar me gustaría apuntar la curiosa nomenclatura de la topografía más cercana : al ir hacia Santo Domingo de Silos pasamos por Quintanilla del Coco, y nos hizo mucha gracia saber que existe un río llamado Mataviejas. Además, queda cerca de Covarrubias, cuya visita nos recomendaron pero eso será en otro viaje, en otra ocasión... cuando el aire acondicionado no esté  tan alto.

4 comentarios:

fbm dijo...

Preciosa ciudad Lerma. A mi también me encantó, a pesar de que visité menos monumentos que tú.

S. dijo...

Ahora,que no te he comentado que la banda de música debe de ensayar más...desafinaron pero tela jajajaja
Viernessssssss yujuuuu

Juan Carlos dijo...

Lerma, febrero y frío pero una buena sopa castellana entona fastuosamente. ¿No comiste los dulces? no sabes lo que te perdiste.
Santo Domingo de Silos también es buen lugar pero ahí sí que se caen las orejas del frío que hace. Haces bien en reservar la excursión a Covarrubias para más adelante. Primero por el frío, segundo por que duran más los días y da tiempo a ver más cosas. Como el desfiladero de la Yecla, cerquita de Silos. Y pasando por Aranda para aprovechar un corderico que mira que lo hacen bien.

Mr Blogger dijo...

A los sitios bonitos hay que ir a verlos en todas las condiciones posibles, que muchas veces cambian bastante entre unos momentos u otros y se disfrutan de manera difernete :)