Valientes y valiosos

18.11.11

La que domina el valle

Nos hemos subido al tren medieval que ofrece Renfe, todo un acierto. Ya en el vagón , rumbo a Sigüenza, nos deleitaron unos músicos con sus piezas, (uno tocó con tanto entusiasmo que se cargó su pandereta...). Nos visitó el obispo Bernardo de Agén en persona, buscando conspiradores contra la reina Urraca ; por cierto , encontró sospechoso a un viajero de nuestro compartimento, un tal Daniel. También nos amenizó el trayecto una doncella procedente de la corte de doña Blanca, con sus cotilleos,  y un trovador de medio pelo se entretuvo en ilustrarnos sobre la historia del doncel. ayudado por el pobre Daniel, que por suerte o por desgracia volvió a ser el elegido para las chanzas y las pullas públicas.
Nos obsequiaron en ambos trayectos con una botellita de agua. A la ida nos dieron a probar las famosas yemas siguntinas, a elegir entre las clásicas o con chocolate. A la vuelta nos regalaron a cada pasajero una bolsa de caramelos de miel. Consiguen que el viaje se haga ameno y los 130 kilómetros de distancia se nos pasaron volando .


Una vez en la estación, nos dividieron en cuatro grupos, (casi como en Hogwarts), y  nuestra visita guiada por Sigüenza comienza bajo un estandarte que sostiene nuestra guía, caracterizada con atuendo medieval, en el paseo de la Alameda, al lado de la Ermita del Humilladero. 

Como siempre, podéis ampliar la imagen clickando sobre ella

Nos explicaron que los celtíberos se habían asentado en el cerro que se divisa desde esta zona. Más adelante, los romanos crearon un gran centro de comunicaciones. Los visigodos ampliaron el cerco;  fue en la Hispania visigoda cuando Sigüenza se torna sede episcopal, supeditada a la archidiócesis de Toledo, que comprendía la antigua provincia romana de Cartaginense.
Después, los musulmanes conquistarían la población,  conservando las iglesias en la zona baja -  recordemos que los musulmanes permitían a los cristianos practicar su religión y sus costumbres - y convirtiendo el castillo en medina. En 1124, Bernardo de Agén, monje guerrero, (el mismo obispo que buscaba traidores en el tren medieval), conquista la alcazaba siguntina. A lo largo de la Edad Media  se recuperaría  la sede episcopal.
Toda la historia de Sigüenza rezuma por las empinadas cuestecitas empedradas. Emanan un encanto que sus habitantes se esfuerzan en conservar, no en balde viven del turismo. Nos advierten que las distancias son cortas, pero eso no implica que no haya mucho por ver y visitar.



La ermita del Humilladero donde comenzamos nuestra visita data del siglo XVI. Estaba ubicada extramuros. Era costumbre que los viajeros se arrodillaran en señal de agradecimiento por haber llegado indemnes a la ciudad, de ahí el nombre que ahora recibe. En invierno está cerrada, pero en las épocas del año más cálidas es donde se sitúa la oficina de turismo.


Subiendo por el barrio de San Roque, pasando la plaza de las ocho esquinas,  llegamos a la catedral, que es el punto de referencia obligado.

Aquí veis la puerta del Mercado y la torre del Gallo.

Pasamos de largo la imponente fachada,
porque sabemos que por la tarde volveremos sobre nuestros pasos.

Ahora nos encontramos en la plaza mayor.


Esta no es la original. A finales del siglo XV, por decisión del cardenal Mendoza, se construyó esta plaza para albergar el Ayuntamiento y la casa de la tesorería. También se terminó destinando aquí el mercado, al ser una plaza de mejor acceso y más espaciosa. De estructura renacentista, destacan los soportales que resguardaban a los comerciantes. Es posible visitar el patio del Palacio Municipal, también renacentista. Nosotros curioseamos este mercado medieval dirigido a los visitantes.

Mercado medieval en la Plaza Mayor
Nos llama la atención la parte sur de la catedral, cuya puerta del mercado y torre comunican con la plaza. Desde aquí se pueden diferenciar perfectamente los estilos en los que se construye la catedral, hasta dónde llega el románico y dónde continúa el gótico - los arcos y el cimborrio lo delatan.
En la torre del gallo - denominada así por la veleta que culmina su tejado - se aprecian las marcas de la guerra civil en 1936. Cuentan que el bando republicano se amparó en la catedral (curiosamente) mientras el nacional se refugió en el castillo. El fuego cruzado entonces ha dejado en ambas fachadas daños visibles.

Subiendo hacia el castillo, dejamos atrás la Puerta del Sol (muy similar a la de Toledo) y por la calle Mayor llegamos a la iglesia de Santiago. Del siglo XII, tiene una fachada románica en la que llama la atención un busto de Santiago Apostol. Se reedificó en el siglo XIII y en el XVI se convierte en convento de monjas clarisas. Tras la guerra civil de 1936, se queda en pésimas condiciones, por lo que ahora está siendo restaurada.


Las distancias en efecto, son cortas, y al lado se halla lo que se conoce como casa del doncel. Se trata del edificio más afamado del lugar, ya que aquí vivieron familias ilustres, como los Vázquez de Arce y Sosa, o los Marqueses de Bedmar, cuyos blasones fueron labrados sobre la fachada de este palacio gótico tardío.


El conocido como doncel de Sigüenza no fue tal ; se trata de Martín Vázquez de Arce, un militar de familia de alta posición social, del siglo XV.  Fue paje del Duque del Infantado, se sabe que estuvo casado y que tuvo una hija,  y murió en la guerra de Granada  en 1486, a la edad de 25 años.
Los escritores de la generación del 98, en una visita a Sigüenza, empezaron a referirse a la estatua que descansa en la catedral como "el doncel" debido a la belleza de la efigie con la que se representó a Martín , y con éste epíteto se ha quedado .

La Universidad de Alcalá de Henares ha rehabilitado el interior del edificio , y supongo que intentando precisar los estratos temporales , (los cimientos son del XIII , pero se estima que la casa se levantó entre el XV y el XVI) han descubierto un salón dividido por una puerta de yesería mudéjar y en el que una cenefa de letra cúfica bordea el techo. Resulta curioso que en una casa cristiana existiera este tipo de decoración ; no es la única puerta mudéjar que hay por la casa. En la misma estancia, se halla el vítor de un tal Romero, lo que no deja de ser peculiar. No permiten hacer fotos en el interior por lo que no me es posible mostrarlo, pero ciertamente merece la pena.

En el piso superior del edificio se encuentra el Archivo Histórico Municipal.
Avanzando, nos encontramos con la iglesia de San Vicente y más adelante,
con el castillo, hoy convertido en parador.



Enseguida advertimos que tenía una funcionalidad defensiva - fue erigido en el siglo XII sobre un alcazar árabe. El edificio ha ido conociendo distintas reformas desde su construcción, pero también ha sufrido graves desperfectos. Fue parcialmente destruido en la guerra de la independencia (1811), en las guerras carlistas y como ya hemos comentado antes, durante la guerra civil española.

Patio

Como en los cuentos de hadas, el castillo cuenta con una leyenda en la que no ha de faltar la doncella encerrada en una torre ... doña Blanca de Borbón, sobrina del rey de Francia. Corría el año 1353, se había establecido una alianza entre el reino de Castilla y León y Francia, que debía ser sellada con el matrimonio de doña Blanca y Pedro I, llamado el Cruel o el Justiciero, según quien le mentara. Mientras doña Blanca viajaba desde Francia hasta Valladolid para contraer matrimonio, parece ser que las alianzas políticas cambiaron. No obstante, había una dote de 300.000 florines de oro para quien desposara a la joven. Así que Pedro I celebró con ella los esponsales, para descubrir más tarde que las arcas de Francia estaban vacías debido a la guerra de los Cien años contra Inglaterra. Repudió a su esposa negándose a consumar el matrimonio, y huyó con su amante, María de Padilla.
Doña Blanca quedó recluida en Sigüenza, en este mismo castillo. Después se la trasladaría a Medina Sidonia, donde murió en circunstancias poco claras a los 23 años de edad . Tomad nota , niñas, de este cuento  y de su moraleja.

Tras una pequeña representación teatral en la plaza, nos dejaron a nuestro libre albeldrío, con la promesa de mostrarnos la catedral a partir de las 16.30h. Nosotros almorzamos y aprovechando el tiempo libre, nos dirigimos, pasando por el torreón y la muralla, hasta la universidad, o monasterio de los Jerónimos. 

La universidad de Sigüenza fue fundada en 1489, pero debido al estado ruinoso que presentaba posteriormente, se construyó en el siglo XVII un sobrio edificio de tres plantas, de portada barroca y doble escalinata. En 1860 el edificio de la universidad amenaza deterioro nuevamente. Los obispos, ante la obligación de abandonar el castillo donde se hospedaban, deciden alojarse aquí, y así se convirtió en el monasterio de los Jerónimos.



También visitamos por nuestra cuenta el monasterio de Nuestra Señora de los Huertos, en la que se sitúa una necrópolis y se ha descubierto un tramo de calzada del siglo XVI, se supone que daba acceso a la iglesia.


Disfrutamos del paseo de la alameda,

ojito con la corrección:

La anterior denominación
(Alameda del Generalísimo Franco)
aparece tachada con spray

Y nos acercamos al convento de las ursulinas



 A las 16.30h, la expectación era tremenda,
¡ por fin íbamos a acceder a la catedral !.

Si recordáis, el monje guerrero Bernardo de Agén recuperó Sigüenza de manos musulmanas en 1124. Ese mismo año se empieza a levantar esta formidable edificación. Tan sólo la fachada, ya impresiona.




Y lo que es más importante; está permitido realizar fotos en su interior, (a ver si aprenden los de Patrimonio Nacional). Cuenta con muchísimos objetos artísticos e históricos;  nuestro guía tuvo que elegir los detalles, y la verdad, creo que lo hizo estupendamente bien. La catedral de Santa María la Mayor resulta especialmente imponente por dentro; hay que tener en cuenta que esta basílica está entre las diez catedrales más grandes de España.


El punto de inicio es el altar de Santa María, patrona de la ciudad. Tenemos una virgen románica en un altar barroco en el que resaltan las columnas salomónicas. Una mezcolanza de estilos muy extraña, pero en estos casos se suelen unir las piezas que se encuentran dentro de un espacio cerrado sin  respetar la cronología necesariamente (ya que pertenecen al lugar)



Para saciar nuestra curiosidad, fuimos casi directos hasta la capilla del doncel del que tanto hemos hablado antes; casi nos pasamos por alto el retablo gótico de San Juan y Santa Catalina de Alejandría, fechada en 1440. Ya en la capilla del caballero denominado doncel, encontramos su estatua funeraria. Nos muestra un joven barbilampiño, leyendo un libro recostado sobre un  montoncito de laurel y con una expresión tranquila en su rostro de alabastro.

Sin embargo, la catedral ofrece mucho más. Tenemos la sacristía de las cabezas, donde más de 300 cabezas están esculpidas en la bóveda de cañón renacentista, diseñada  por Covarrubias. Las cabezas representan toda clase de personajes de la época, de campesinos a nobles.


Desde ésta sacristía se accede a la capilla del Espíritu Santo, pasando por una portada muy ornamentada y una reja plateresca sensacional. No pudimos admirar la capilla porque estaban a punto de traer un fresco recién restaurado y debía permanecer cerrada para mantener la temperatura adecuada, pero cuentan que tiene una bóveda impresionante.

A cambio, podemos contemplar el retablo de Santa Librada, en sí mismo una maravilla. En la Edad Media era frecuente que las catedrales se pusieran bajo la protección de las reliquias de un mártir, y nuestro obispo Bernardo de Agén trajo desde Aquitania las de la mártir santa Librada, del siglo IV.  Éste retablo en concreto fue mandado construir por un obispo posterior, Fadrique de Portugal. y Covarrubias también trazó el diseño de este conjunto espectacular.


Por último, pero no por ello menos imponente, hay que hablar de la capilla de la Anunciación. La portada, de estilo cisneriano, que combina arte mudéjar y renacentista, nos deja boquiabiertos.


Salimos encantados, por supuesto.
Tras la visita a la catedral toda la ciudad es vuestra. 

Algo que me fascinó de Sigüenza,  y que no tiene que ver con sus representaciones artísticas ni su historia,
es ésta librería (¡ se llama "Rayuela" !), situada justo enfrente de la catedral.



Pequeñita, acogedora,
y repleta de títulos interesantes y novedosos.
Por lo que ví, también editan libros.
Además organizan actividades culturales,
que están anunciadas por diversos espacios de la ciudad.
¡De mayor quiero tener una librería así!

 En nuestro ratito libre, revolvimos por Rayuela, nos tomamos un café que el cuerpo agradeció
y aprovechamos para dar un último paseo.

La luz se está marchando
y nosotros hemos de despedirnos también.
Un último vistazo atrás que nuestras retinas agradecen:

Nos encaminamos hacia la estación con la alegría que da el saber que se ha invertido el día en algo que ha merecido la pena. Sigüenza tiene mucho que dar y espero que si tenéis ocasión, no paséis de largo por tan bello espacio.

3 comentarios:

Juan Carlos dijo...

Buenos recuerdos tengo yo de este viaje que realizamos hace ya unos pocos años. Buenos recuerdos y ¡qué frío pasamos! por marzo era y el sol estaba en el cielo pero la helada era monumental. No obstante fue un recorrido estupendo. El tren de Sigüenza es un gran hallazgo de Renfe, esperemos que no lo quiten como hicieron con el del Monasterio de Piedra o el tren del ski que iba a Canfranc.
Salu2

MAR dijo...

Menuda excursión, menudo curro de post.

Muchas gracias.

Estos trenecitos tienen todo su encanto, a ver cuánto dura este...

Mua,

barbaria dijo...

Un sitio precioso y tal como lo cuentas...¿pues no que me han entrado ganas de realizar un viajecito?