Valientes y valiosos

3.2.11

Paradoja

Foto de Rabato
Cuando el frío nos cosquilleaba en la nariz nos íbamos al mismo café, donde tenían lámparas de sal, infusiones de todos los sabores y las tartas más deliciosas del mundo. Podría pasarme la tarde absorbiendo tus ideas, saboreando tus palabras y escuchando tu voz, pero a tí nunca te gustó hablar demasiado. Así que terminábamos paladeando el estrepitoso silencio.

7 comentarios:

mariajesusparadela dijo...

Pero compensaría con el olor del café y las infusiones.

Candela dijo...

Me ha encantado ese tono intimista. lo paladeo, lo paladeo... Unos churros le habrían quitado todo el encanto.

Oltra Bitácora dijo...

Qué bonito suena, lo era realmente??

Darthpitufina dijo...

Sí, lo era, los silencios cómodos valen un Potosí...

Atlántida dijo...

Pues los silencios cómodos no necesitan ser rotos con palabras ¿y esa cafetería dónde anda? me ha sonado tan bonito, que me has dado envidía.

S. dijo...

No me gustan los silencios son tan incómodos

Mr Blogger dijo...

Los silencios pueden ser lo más hermoso del mundo o la más cruel de las cárceles. Hablar es imprescindible salvo cuando se habla con los ojos y los gestos.