Valientes y valiosos

5.4.10

Oscar Wilde, la sepultura del ángel castrado

En el cementerio Père Llachaise de París, el más visitado del mundo, hay una tumba repleta de besos. Una tumba marcada por infinidad de boquitas pintadas que rodean un nombre y una fecha; Oscar Wilde, 1854 - 1900. El personal de limpieza de la necrópolis se empeña en borrar del granito las marcas de carmín, que no tardan en aparecer de nuevo.

El 30 de noviembre de 1900 moría en el hotel D'Alsace de París el escritor irlandés, exiliado por una hipócrita y decadente sociedad victoriana que le condenó y vilipendió por su homosexualidad. Bonita paradoja, porque ahora su tumba está plagada de sugerentes labios carmesí dejados por el sexo opuesto, besos que le recuerdan como un escritor irrepetible.

Murió a los 46 años, no de sífilis, como aseguraron los malintencionados, sino de una meningitis causada por una otitis crónica que arrastró durante años. Otra paradoja, porque el progenitor de Wilde fue un pionero en la cirugía de oído.

Wilde fue inicialmente inhumado en el insignificante cementerio de Bagenaux, rodeado de muy pocos amigos y con una solitaria corona de flores que ponía " Para mi invitado ". La puso el dueño del hotel donde vivía Wilde quien, como quedó claro, no pagaba la cuenta. Nueve años después, Oscar Wilde fue exhumado y trasladado al selecto cementerio Père Lachaise, gracias a la generosidad de su admiradora Helen Carrew, quien pagó 2000 libras al escultor británico Jacob Epstein, quien diseñó un estupendo panteón para el que le sirvieron de inspiración los toros alados asirios del Museo Británico. El artista trabajó sobre un bloque de granito de 20 toneladas y no se le ocurrió mejor cosa que romper la tradición y esculpir un ángel con dos esplendorosos testículos y su correspondiente pene.

Cuando las autoridades del cementerio vieron la escultura, dijeron que aquello no entraba en la necrópolis porque era una indecencia.Como todo el mundo sabe, los ángeles no tienen lo que hay que tener. Durante diez años se prohibió la instalación y sólo se pudo colocar cuando el artista accedió a retocar su obra tapando los testículos con una hoja de parra, que siempre son muy socorridas para estas cuestiones.

Oscar Wilde disfrutó de su tumba unos cuantos años hasta que en 1961 unas señoras supuestamente ofuscadas se liaron a bastonazos con la hoja de parra y a base de golpes lograron desprender la hoja ... y los testículos que había debajo. El ángel quedó mutilado para los restos, y nunca se aclaró, sin embargo, si las señoras querían mutilar al ángel o si sólo pretendían despegar la hoja para ver qué había debajo.

Nieves Concostrina,
Polvo eres 

1 comentario:

Yandros dijo...

Supongo que lo habrás visto ya.

http://www.youtube.com/watch?v=6wU6iG7UtSk

No tiene nada que ver con el ángel mutilado. Ver las estatuas del museo vaticano me curó de espanto de lo que la ignorancia puede hacerle al arte.
Pero me encanta este "cansino histórico" jajaja