Valientes y valiosos

2.3.08

Vivir Adrede, de Bennedetti

Tengo lo que tengo y nada más, pero no me quejo. Mis manos, ya habituadas a asir lo mío, no son víctimas ni victimarias. Se cierran lentamente y advierto los puños en que se han convertido.
No agreden, no golpean, pero por las dudas se abren de nuevo, porque en última instancia tienen vocación de acariciar y ése es su oficio primordial. (...)

Tengo lo que tengo y nada más. Oscilo entre la consolación y el desconsuelo. Me arden las sienes pero no es jaqueca, sino la búsqueda sobria de un precario equilibrio. Asimismo busco remordimientos más o menos cercanos, y no encuentro ninguno.
Digamos que mis pasos no son firmes. Tendría que probar con pies descalzos, para no engañarme con tacos y suelas.

Tengo lo que tengo o más bien lo que tuve. En mi alma hay un pozo y en mi sangre hay un náufrago. Mis pensamientos quieren por unanimidad llevarme al sacrificio, pero mis sentimientos pagan rescate y me evado de ellos.

De nuevo tengo lo que tengo, (vaya, la verdad es que me siento otro) pero por fin estoy más seguro y más lejos.