Valientes y valiosos

16.7.07

La excepción que confirma la regla

Me fascina cómo escribe Joana Bonet, y su fiel compañera, Yolanda Martínez. Las descubrí en mi adolescencia en una de esas revistas con muchas fotos y poco material práctico, que sin embargo compramos todas porque nos encantaría vivir en un mundo así... a veces.

Ahora las sigo menos, pero hoy, porque sí, he vuelto a comprar una de esas revistas que son un 40% anuncios, un 30% publicidad encubierta, un 20% de relleno impracticable y un 10% de conciencia femenina.

Leo que ya es posible acabar con la menstruación. Es posible que esto no sea ninguna novedad. Para mí ha supuesto una sorpresa que la FDA (Food and Drugs Administration, es decir, la batuta que dirige lo que ingerimos) haya aprobado la píldora que suprime la hemorragia sin riesgos.

Ya en 2003 se aprobó la primera píldora que reducía los ciclos menstruales. Algunas organizaciones feministas crearon discordia, criticando la eliminación de la regla como algo antinatural. Les replicaron desde la Sociedad Española de Contracepción que tampoco es natural que evitemos inundaciones o que volemos en avión. Subrayando que la misma polémica se creó en los 60 cuando tener hijos pasó a ser una opción.

La pregunta del millón es, ¿por qué se comercializa con la supresión de la regla, y no con las pastillas anticonceptivas para los hombres?

En esta revista, Yolanda Martínez escribe un artículo titulado Naturaleza de quita y pon, que considero de interés general.

En los tiempos en los que no disponíamos de Internet ni de móviles, cuando nadie aún soñaba con los Ipod, es decir, hace poco más de una década, la regla era símbolo de juventud femenina; molesta a veces, pero natural y saludable. Una evidencia de nuestro reloj biológico y de una fertilidad que podíamos usar o no.
"El ciclo menstrual es un despertador que no puede parar hasta que la naturaleza lo dicte" afirmó en 1990 Camilla Paglia, tal vez la intelectual más provocadora y necesaria que ha dado la disidencia del feminismo anglosajón contemporáneo. Pues bien, hasta ella ha sido superada por la velocidad con la que nos sofisticamos en este nuevo siglo, en el cual pagamos caro cualquier producto natural con el mismo entusiasmo que nos cargamos la naturaleza. En breve, el periodo menstrual se podrá poner y quitar a gusto de cada una sólo tomando una píldora diaria.
El padre de la criatura, el laboratorio Wyeth, es una de las mayores compañías del mundo dedicada a comercializar productos farmaceúticos y, por supuesto, en la investigación de nuevas fórmulas para colocar en el mercado. Es precisamente esta industria la que ha apoyado y se ha encargado de difundir estudios sobre este nuevo producto hormonal que venden como una nueva opción contraceptiva eficaz.

La regla, que según los anuncios de compresas es de color azul y lo mejor que se puede hacer con ella es ignorar su existencia, altera la calidad de vida de una de cuatro mujeres, dicen. Y la industria farmacéutica se pone en marcha para ayudarnos, dicen. Liberemos a las mujeres de su naturaleza a pastillazos, dicen; fuera la tensión premenstrual, los cambios de humor, y ahora, fuera regla. Investigaciones independientes advierten, sin embargo, que reducir la menstruación no es sano. El debate está servido, pero hay algo innegable; no existen estudios para saber qué ocurre si suprimimos la menstruación durante mucho tiempo. Así pues, el cuerpo de las consumidoras será terreno de pruebas de la industria más poderosa después de la bélica, y crucemos los dedos para que dentro de una década no informen de que los riesgos eran mayores que las ventajas. No sería la primera vez. De momento, en su ignorancia oceánica, una se pregunta con qué criterios invierten fortunas en los laboratorios. ¿Será en beneficio de la vida humana o para forrarse aún más con las neuras de los países donde, por comprar, compramos hasta las mentiras?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ò_Ó Yo no tomaría eso. A la larga ocasionará peores consecuencias que la supuesta "mejora" que pueda traer.

La pregunta del millón te la respondo con 2 centavos: la sociedad dominante es machista. Y los maxotes sin su virilidad semillera no son nada. Nada.
El único fin de tal invento es vender. Como de cualquier otro "producto maravilloso" (como cualquier producto, en realidad)


¿Y qué revistas son esas? Como te lo callas. XD
Son acaso esas revistas "para mujeres" que están llenas de fotos de mujeres con poca ropa y de muy bien ver? Las de la salas de espera?