Valientes y valiosos

26.5.07

Cielos de humo

Me comí corazones crudos cuando era más joven, los destrocé hasta convertilos en finas hebras sanguinolentas, latidos deshilachados sin dueño, que soñaban pertenecerme, y no quise poseer.

Arrasaron mi corazón insomne, que se quebró con una facilidad pasmosa, y lo transformaron sucesivamente en lava, en hielo, en piedra, en carbón, en cristal, en diamante, y por fin, en acero inoxidable; frío, reluciente, no se raya, no se corrompe, permanece inalterable en la mayoría de las ocasiones, resistente a las lágrimas y a los golpes.

Pero franquée la frontera del Tiempo, sin darme cuenta, y no puedo regresar a recoger mis poderes.

Todo el daño que hice quedó muy atrás.

Desde aquí, sólo puedo ver cielos de humo...


No puedo decir que me disguste haber invadido tan bárbaramente los sentimientos ajenos.

Tampoco puedo decir que me desagraden las ruinas de mis adversarios;

Mi sonrisa celebra los saqueos y las claudicaciones.
Mis memorias se regocijan con los infelices sepultados.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Para ser un arrebato de autolatigazo, resulta de una belleza poética remarcable. cuando alguien tiene talento, lo tiene.

Lo que un día fuiste, también ha moldeado lo que ahora eres; reflexionar sobre ello, aparte de hacerte andar por un laberinto, también ayuda a conocerse (lo qual, no tiene porque ser bueno, xq te pudes llegar a conocer, y luego no soportarte, ¿y qué haces? XD

Alegrarse por el daño provocado con malicía, es tan lícito como apenarse por las oportunidades perdidas; botones humanos de una chaqueta de cremallera.


Besines