Te recuerdo a contraluz en la ventana, una tarde luminosa de verano, las cortinas blancas echadas para intentar refrescar el ambiente sin éxito. Te recuerdo con un moño italiano a medio hacer, un bucle de tu pelo se escapaba para desenhebrarse desde tu nuca y precipitarse por tu espalda semidesnuda, lucías un escaso vestidito de tirantes espaghetti. Habías estado revolviendo en el armario hasta encontrar lo más sexy que poseías y pensabas salir a la calle así (des)vestida. Estabas feliz, calzándote unas sandalias estrepitosamente altas, retocando los detalles y parloteando sin parar; nunca te había visto tan exaltada, y todo porque él te había llamado diciéndote que había conseguido deshacerse de su indeseada acompañante.
Te recuerdo, la luz blanca de fondo contrastando con tu piel canela tersa y joven, siendo cruelmente franca cuando te pregunté si no te importaba que estuviera casado, y me dijiste que él era ya mayorcito, y ella sabía perfectamente lo que estaba pasando, y si ella no se quería quitar de enmedio era su problema, que se jodiese. Me tiraste un beso desde la puerta, un mua despreocupado, y ahora no consigo reconocerte en este jirón ajado, ronchones de rímel que convierten tu carita en la de un mapache, y me dices de tirón que sabes que él está con otra, que cancela vuestras citas y que te pone las mismas excusas que le puso a la ex, las mismas que ensartó estando tú presente sonriéndole en silencio con aire cómplice y burlón.
- Ni siquiera se ha molestado en inventarse unas nuevas - dices amargamente.
No sé qué es lo que le duele más a tu amor propio, pero aún así no puedo dejar de pensar que al menos hay algo de justicia poética en este mundo, y que ahora habrá una chica más joven que tú que estará diciéndole a su mejor amigo " La esposa, sabe lo que está pasando perfectamente, si no quiere quitarse de enmedio peor para ella... que se joda".
Todo lo que hace daño termina por hacerte más fuerte, y eso es lo que te digo al tiempo que pienso en mis cosas, mientras tú sigues abrazándote a tí misma en un rincón del oscuro pasillo, deseando que se te apague el estertor de tristeza.
9 comentarios:
pufff ¡espectacularrr!
¡me súper encantó!, ¡me encantó Pitufina!
Y diré algo al respecto de esta temática: "Nunca hagas lo que no quieres que te hagan", y es sabio consejo.
Saludos.
En este (serio) juego que es la vida, que se juega entre el uno -que siente lo propio y que debería sentir lo ajeno-, y el resto -que sienten lo ajeno y deberían sentir lo propio-, lo podríamos hacer de tal manera que, hasta cuando nos toca hacer (irremediablemente) daño, se viera mitigado. La vida tiene muchas decisiones que dañan, y hasta cuando toca dañar se puede hacer con tal preocupación por el ser ajeno que sufre, que se llegue a mitigar el dolor. Tan solo es cuestión de sensibilidad.
Tu escrito Darte me recuerda ese dicho, “quien a hierro mata, a hierro muere”. Nada más cierto. La vida tiene una extraña manera de hacer justicia, de recompensar nuestra soberbia, pero lo hace.
Excelente lo que he leído, por su contenido -rico y sugerente- como por su estilo –impecable-. Un placer…
Un gran abrazo. Y gracias por permitirme divagar.
Hola Pitufina, leyéndote de pronto me vino a la mente el tango Maquillaje, supongo que por algunas emociones coincidentes, pero eso no tiene importancia, realmente me gustó y me cerró mucho.
Un beso enorme
Estercita
Ningún mal momento haría que me arrepienta de los buenos momentos vividos (a excepción de las resacas y los rebotes ja), dudo mucho que ella haya querido hacerle daño a nadie, las cosas se dan de maneras muy extrañas en la vida y lo más probable es que ni siquiera él hubiera querido lastimar a ninguna de las tres, sólo vivió.
Locasa la historia, no me dio una lección, me asustó y aumentó mi paranoia al respecto de la relaciones ja.
P.D.: Torrente es un personaje que me asusta pero también me da mucha risa, como casi todo en esta vida
me gusta mucho
Muy bueno. Más porque he sido una parte de este juego sin saber, aunque me aparté en cuanto supiera que la ex no era tan ex como me había dicho... También he sido en lugar de él, hiriendo a alguien quien para mi ya era un ex mientras yo para él aun no. Por eso intento no juzgar. Yo no jugaba.
La caña de relato si señor. El penúltimo párrafo, que cierra el ciclo, espectacular.
Ya sabes que me encantan los ciclos, y estoy con el primer comentante; nunca hagas lo que no querrías que te hicieran
Un saludo!
La vida es cícilica... o pendular ;)
Y salvo la muerte, todo vuelve a uno.
Nietzsche ;)
Al final un@ termina por no saber si pensar con la cabeza o con el corazón... ¿con las dos?... ¿y cuando cada una?... triste y agridulce incontrolada vida...
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