El malva iridiscente del anochecer alumbraba el bosque encantado;
todo eran murmullos felices, gorjeos de risas mal contenidas y pasitos presurosos.
Los duendecillos correteaban organizando la fiesta sorpresa para el hada maléfica,
atravesando troncos en la senda y rellenando de barro los estanques.
todo eran murmullos felices, gorjeos de risas mal contenidas y pasitos presurosos.
Los duendecillos correteaban organizando la fiesta sorpresa para el hada maléfica,
atravesando troncos en la senda y rellenando de barro los estanques.
2 comentarios:
piedad para quéeeeee aunque hay muchas personas que se arrodillan y no entiendo el porqué,no existe el amor propio?dicen que cuanto más te agachas más se te ve el culo,.....,un besooooooooooo
Me quedo mejor con su "Que yo no lo sabía"
;)
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