Valientes y valiosos

27.3.09

Canciones pulverizadas


La noche sobre Madrid.

Baruchos con neones cutres, plazuelas empedradas semidesiertas, adoquines húmedos que reflejan la amarillenta luz de las farolas. No es muy tarde, por eso sólo se escucha una pequeña maraña deshilvanada de ruidos desgastados.

Me fascina contemplar a una mujer sentada en el interior del 31, que sin duda ha transformado la ventanilla del autobús en espejo, y se hace una trenza reposada y hábilmente, aprovechando la negrura de esta noche de luna creciente y próspera.

Yo decido imbuirme en mi burbujita, y me desconecto de la realidad accionando un pequeño botón plateado. Ando buscándote desde ayer en largos paseos por viejas calles conocidas , que ya no me son habituales, sabiendo que no voy a encontrarte; tan sólo hallaré el ectoplasma de mis recuerdos. Tarareo palabras inconexas, y me doy cuenta de que la vigencia de esa canción se renueva. De repente mi garganta se bloquea con un nido de lágrimas, por culpa de unos pensamientos espinosos que hace mucho di por extraviados, por culpa de los ecos antiquísimos de hábitos dañinos, de pecados ya pasados que reverberan en la conciencia.

Nunca fue saludable exponerse a las tormentas para que los rayos me encontraran, pero hoy echo de menos la electricidad de esas emociones que el peligro me regaló, y por eso supongo que tu imagen se ha quedado enganchada a algunas canciones que tendré que borrar del ipod.



1 comentario:

Anónimo dijo...

Hay canciones que una vez nos acariciaron los oídos y que ahora tienen un tono tan agudo que nos hiere...

De ese mal sufrimos todos, así que entiendo a la perfección lo que quieres decir.

Un abrazo.