De 400.000 millones de bits al minuto que podemos recoger, el ser humano sólo procesa 2.000 bits por minuto. La mente fija lo que es capaz de ver (el ojo registra y no tiene criterio ni prejuicio; pero tenemos el cerebro conectado para ver las cosas que creemos posibles).
Necesitamos limitar nuestro mundo porque percibimos tanta información que si tuviéramos que procesarla al completo, nos quedaríamos colgados, bloqueados como muchos ordenadores. Pero al hacerlo así, también estamos ignorando hechos que pueden estar sucediendo, y que los límites autoimpuestos no nos permiten asimilar.
Para muchos, el mundo subatómico es una fantasía creada por científicos locos que intentan descubrir qué pasa cuando hacen sus experimentos con mucha energía en espacios muy pequeños y en un mínimo lapso de tiempo. Con esas dimensiones, es una locura intentar examinar algo. La física subatómica se inventó para explicar eso.
Para entender lo que sucede, se necesita una nueva ciencia, la física cuántica, y está sujeta a una gama de hipótesis, intuiciones y opiniones discutibles sobre qué sucede en realidad. No hay una teoría exacta de por qué o cómo sucede, pero sí podemos predecir, con un pequeño margen de error, qué sucede.
Las partículas aparecen y desaparecen, así que... ¿Adónde van cuando no están aquí?. Es una pregunta difícil. Es posible que incluso se vayan a un universo alternativo, donde la gente se plantea las mismas preguntas cuando las partículas vienen aquí. Se preguntan "¿Adónde van?".
Es posible que estén en una frecuencia no visible, pero que permanezcan en nuestro mundo. Hay muchas hipótesis, pero no se puede demostrar nada a ciencia cierta.
Las leyes fundamentales de la física que tenemos no hacen distinciones entre el pasado y el futuro. Desde el punto de vista de la física, es un enigma el por qué podemos recordar el pasado y no tenemos el mismo acceso epistemológico al futuro (con excepción de Aramis Fuster).
También es un misterio de por qué pensamos cosas como que desde el presente podemos incidir en el futuro, pero no en el pasado. Nuestra experiencia en el mundo nos dice que tenemos distinto acceso al pasado y al futuro, que si actuamos ahora controlaremos las consecuencias del porvenir, pero no afectaremos al pasado. En la experiencia real avanzamos en el tiempo; pero en la teoría cuántica, podemos retroceder.
En parte, nuestra seguridad en que no es posible retroceder en el tiempo nos obstaculiza con una barrera que no nos permite volver atrás y rehacer nuestras vidas de la manera cómo nos hubiera gustado vivirlas. Con una fe inalterable en la imposibilidad de retroceder en el tiempo, nos consolamos pensando que los errores nos dan un grado de experiencia y que por ello es necesario cometerlos.
¿Cómo se puede seguir viendo el mundo como algo real, si lo que establece que es real es algo intangible?
La física de las probabilidades te pregunta ahora: ¿Hasta dónde quieres llegar?.
Necesitamos limitar nuestro mundo porque percibimos tanta información que si tuviéramos que procesarla al completo, nos quedaríamos colgados, bloqueados como muchos ordenadores. Pero al hacerlo así, también estamos ignorando hechos que pueden estar sucediendo, y que los límites autoimpuestos no nos permiten asimilar.
Para muchos, el mundo subatómico es una fantasía creada por científicos locos que intentan descubrir qué pasa cuando hacen sus experimentos con mucha energía en espacios muy pequeños y en un mínimo lapso de tiempo. Con esas dimensiones, es una locura intentar examinar algo. La física subatómica se inventó para explicar eso.
Para entender lo que sucede, se necesita una nueva ciencia, la física cuántica, y está sujeta a una gama de hipótesis, intuiciones y opiniones discutibles sobre qué sucede en realidad. No hay una teoría exacta de por qué o cómo sucede, pero sí podemos predecir, con un pequeño margen de error, qué sucede.
Las partículas aparecen y desaparecen, así que... ¿Adónde van cuando no están aquí?. Es una pregunta difícil. Es posible que incluso se vayan a un universo alternativo, donde la gente se plantea las mismas preguntas cuando las partículas vienen aquí. Se preguntan "¿Adónde van?".
Es posible que estén en una frecuencia no visible, pero que permanezcan en nuestro mundo. Hay muchas hipótesis, pero no se puede demostrar nada a ciencia cierta.
Las leyes fundamentales de la física que tenemos no hacen distinciones entre el pasado y el futuro. Desde el punto de vista de la física, es un enigma el por qué podemos recordar el pasado y no tenemos el mismo acceso epistemológico al futuro (con excepción de Aramis Fuster).
También es un misterio de por qué pensamos cosas como que desde el presente podemos incidir en el futuro, pero no en el pasado. Nuestra experiencia en el mundo nos dice que tenemos distinto acceso al pasado y al futuro, que si actuamos ahora controlaremos las consecuencias del porvenir, pero no afectaremos al pasado. En la experiencia real avanzamos en el tiempo; pero en la teoría cuántica, podemos retroceder.
En parte, nuestra seguridad en que no es posible retroceder en el tiempo nos obstaculiza con una barrera que no nos permite volver atrás y rehacer nuestras vidas de la manera cómo nos hubiera gustado vivirlas. Con una fe inalterable en la imposibilidad de retroceder en el tiempo, nos consolamos pensando que los errores nos dan un grado de experiencia y que por ello es necesario cometerlos.
¿Cómo se puede seguir viendo el mundo como algo real, si lo que establece que es real es algo intangible?
La física de las probabilidades te pregunta ahora: ¿Hasta dónde quieres llegar?.
De la película ¿Y tú qué sabes?
(What the bleep do we know!?)
2004
(What the bleep do we know!?)
2004
No hay comentarios:
Publicar un comentario