Valientes y valiosos

29.7.08

Mercantilismo contra sentido común

Todo empieza cuando el niño tiene apenas cinco o seis años, cuando entra en la escuela. Empieza con notas, calificaciones, premios, bandas, medallas, estrellas, y en ciertas partes, hasta galones.
Esta mentalidad de carreras de caballos, ese modo de pensar en vencedor y en vencidos, conduce a lo siguiente: "El escritor X está o no unos cuantos pasos delante del escritor Y. El escritor Y ha caído más atrás. En su último libro, el escritor Z ha rayado a mayor altura que el escritor A."

Desde el principio, se entrena a un niño a pensar así; siempre en términos comparativos, de éxito y de fracaso. Es un sistema de desbroce; el débil se desanima y cae. Un sistema destinado a producir unos pocos vencedores siempre compitiendo entre sí. Según mi parecer - aunque no es éste el lugar de desarrollarlo - el talento que tiene cada niño puede permanecer toda la vida, para enriquecerle a él y a cualquier otro, si esos talentos no fueran considerados mercancías con valor en un juego de apuestas al éxito.

Otra cosa que se enseña desde el principio es a desconfiar del propio juicio. A los niños se les enseña la sumisión a la autoridad, cómo averiguar las opiniones y decisiones de los demás y cómo citarlas y cumplirlas.
En la esfera política, al niño se le explica que es libre, demócrata, con un pensamiento y voluntad libres, que vive en un país libre, que toma sus propias decisiones. Al mismo tiempo, es prisionero de las suposiciones y dogmas de su tiempo, que él no pone en duda debido a que nunca le han dicho que existieran. Cuando el joven ha llegado a la edad de escoger - seguimos dando por descontado que la elección es inevitable - entre el arte y las ciencias, escoge a menudo las artes por creer que ahí hay humanidad, libertad, verdadera elección. Él no sabe que ya ha sido moldeado por un sistema, ignora que la misma elección es una falsa dicotomía arraigada en el corazón de nuestra cultura. Quienes lo notan y no quieren ser sometidos a un moldeado ulterior tienden a irse, en un intento medio inconsciente e instintivo de encontrar trabajo donde no vuelvan a ser divididos contra ellos mismos.


Con todas nuestras instituciones, desde la policía hasta las academias, desde la medicina a la política, prestamos poca atención a los que se van, a ese procedimiento de eliminación que siempre se produce y que excluye, muy tempranamente, a quienes podrían ser originales y reformadores, dejando a aquellos que se sienten atraídos por una cosa porque eso es precisamente lo que ya son ellos mismos. Un joven policía abandona el cuerpo porque dice que no le gusta lo que debe hacer. Un joven profesor abandona la enseñanza, quebrantando su idealismo. Este mecanismo social funciona casi sin hacerse sentir; sin embargo, es poderoso como cualquiera para mantener nuestras rígidas y opresoras instituciones.

Esos muchachos que se han pasado años dentro del sistema de entrenamiento se convierten en críticos y comentaristas, y no pueden dar lo que el autor, el artista, busca tan tontamente; juicio original e imaginativo. Lo que pueden hacer, y lo hacen muy bien, es decirle al escritor si el libro o la comedia concuerda con los modelos corrientes de pensar y sentir, con el clima de la opinión. Son como el papel de tornasol. Son veletas valiosas. Son los barómetros más sensibles a la opinión pública.

Doris Lessing,
Prefacio de El Cuaderno dorado,
1962

3 comentarios:

Zimadoze01 dijo...

Hola maca! estoy totalmente de acuerdo contigo. Basicamente la educación intelectual, el conocimiento como tal, es lo menos importante del sistema de wducación de cualquier país "legal", una democracia, vaya, y se ve condicionado a lo más importante de todo: Doctrina. Pura y simple doctrina. Adoctrinar es la tarea más importante y que, al menos hace sospechar, existiendo una base de conocimientos pedagógicos que pueden aplicarse a la educación, no se aplican.
Yo, en su momento pensé que el adoctrinamiento se daba casi por entero en la educación primaria y secundaria. Mi desilusión fue comprobar que una parte del mundo universitario docente también lo hace ( y encima se pavonea)
El conocimiento sólo es importante en la medida que sea instrumental. Útil para ser idiotas que son incapaces de hacer un juicio crítico de lo que les vomitan por la tele pero capaz de desarrollar una investigación, un proyecto de una presa o el trasvase del Ebro.
Quizás soy un poco radical, pero lo escandaloso del tema lo justifica en mi opinión. Kss.

Darthpitufina dijo...

A los 4 años de edad en los países civilizados los niños interrumpen su proceso educativo para empezar a ir a la escuela.

Marshall McLuhan dixit
(educador y filósofo canadiense)

Silvia dijo...

Acabo de verme citada por aquí, qué buena cosa esto de internet (como comentas en otra entrada) pues esa cita me trajo hasta aquí y está interesante...

Saludos!!