Valientes y valiosos

23.7.08

¿Cuánta sangre necesitas para vivir?

Buscas certezas, más allá de que los chicos son capaces de sintetizar Guerra y Paz en un haiku, que si estás en una playa con bandera roja no es aconsejable meterse pa´ lo hondo, o que nunca cruzamos el mismo río dos veces. Cuesta encontrarlas en un mundo incierto e incomprensible, un lugar en el que te dicen cómo debes obrar, y sin embargo, pronto te percatas que todos, incluso quien te aconsejó, están haciendo lo contrario. Es complicado conciliar tu burbujita breve y quebradiza con el mundo consistente y tenaz, sobre todo cuando descubres que tus convicciones son aprobadas socialmente, verbigracia en una charla de terracita veraniega, pero que nadie se implicaría realmente por lo que tú defiendes.

Desgraciadamente, sin tu participación, las injusticias permanecen impunes. Sí, ya sé que es más cómodo no decir nada, ya tienes bastante con tu vida como para gastar más energía en otros asuntos que no te afectan de forma directa. Eso es, precisamente, lo que interesa; una masa amorfa de borreguines que no proteste, que acepte las normas o al menos, que quede en la abulia sin chistar, y dejen al sistema continuar su escala de degradación. Te necesito para que me apoyes. No me interesa que me sigas si no tienes convicción, tampoco que me digas que lo deje estar porque no es asunto mío, ni tampoco que me digas que está bien sin más (eso, ya lo sé).

Aproximadamente 11 millones de animales en la Unión Europea sufren en experimentos de laboratorio. De cualquier modo, puesto que la mayoría de los países ofrecen estadísticas incompletas, es imposible conocer la cifra exacta. Sí que se sabe que aproximadamente el 95% de estos experimentos son repetitivos, se realizan para mantener el negocio que supone el comercio de los animales y se justifican a efectos de la publicación de algún trabajo, buscando notoriedad, así como becas o patrocinios. De este modo se descartan los impresionantes bancos de datos que ya existen sobre el mismo experimento, y todo esto sin tener en cuenta que la mayoría de estas pruebas no son extrapolables al ser humano. En bastantes ocasiones, después de haber sido sacrificados miles de animales, las sustancias experimentadas han de ser retiradas del mercado, debido a los efectos secundarios en humanos.

Al margen de que no es válida la comparación de la anatomía y fisiología de un animal con la de un ser humano, ni tener las mismas reacciones a los medicamentos o que surtan el mismo efecto en los distintos organismos, para la investigación existen alternativas para trabajar tales como: cultivo de células y tejidos humanos, de bacterias y estudios de protozoario, ensayos de radioinmunología, simulación electrónica, modelos mecánicos, bancos de datos, placenta humana, etc.
La sociedad cierra los ojos porque quiere beneficiarse de esta experimentación con animales y no quiere saber en qué consisten o cómo se desarrollan. Al hablar en favor del respeto a los animales y en contra de que se realicen dolorosos experimentos con ellos, puede parecer a algunos que es como si estuviésemos hablando en contra de la especie humana porque, en nombre de la ciencia, y en favor de la salud del hombre, todo queda justificado. Pero, ¿es esto así? La sociedad tiene que saber el costo en sufrimiento que suponen los avances científicos. Un "animal de laboratorio" es un ser sano al que se le provoca una enfermedad para ser posteriormente sometido a intervenciones quirúrgicas cruentas para curar, no a él, sino la enfermedad, con el consiguiente dolor mientras enferma, dolor en el postoperatorio, etc. Y a ese animal sólo le espera morir como víctima del experimento o ser sacrificado porque ha dejado de ser útil. Además, durante la experimentación el animal pasa la vida prisionero en una jaula y sabe perfectamente que, cada vez que lo sacan de ella, es para producirle dolor.
Distintas ramas utilizan animales: las empresas comerciales (cosmética, limpieza, etc); la industria armamentística; los laboratorios farmacéuticos, las unidades de investigación de los hospitales y la investigación veterinaria. Se ha trabajado en un proyecto para unificar el etiquetado de NO TESTADO EN ANIMALES.


Ejemplos de maltrato animal

Para probar, por ejemplo, un nuevo champú, se inmovilizan conejos en cepos. Durante varios días, les vierten en uno de los ojos una solución concentrada del producto en cuestión, y el ojo sano sirve como referencia. ¿Por qué se utilizan conejos? Porque estos animales no lagrimean lo suficiente como para que la lágrima limpie el ojo y elimine la sustancia. Además, para mayor seguridad, les sujetan los párpados con pinzas para que ni tan siquiera puedan parpadear al sentir el contacto de la dolorosa sustancia en un intento natural de aliviar tanta tortura.
La reacción más fuerte suele provocar la pérdida de la visión, y, con anterioridad, hinchazones e irritaciones. El animal chilla y golpea con las patas el cajón, buscando alivio... ¡un alivio que no llega, y muchos se parten la columna vertebral en los desesperados intentos por liberarse!

Test de ph en la piel. Como es imprescindible poner al descubierto la piel, le arrancan el pelo con cinta adhesiva. El animal ha sido previamente inmovilizado para impedir que se rasque o se lama la futura herida. Le aplican las sustancias irritantes con las que se esté experimentando y luego le cubren la zona con yeso adhesivo. Días después, observan los investigadores la reacción del irritante. Esta prueba puede repetirse, y en la misma zona del cuerpo, durante todo un año.

La palabra "DL50" significa "Dosis Letal 50". El 50% del grupo de animales utilizados en el experimento han de morir obligatoriamente, víctimas de terribles sufrimientos.
Espumas de afeitar y dentríficos son introducidos a presión en el estómago de los animales; enormes dosis de depilatorios o colorantes les provocan espantosas úlceras... otras pruebas causan hemorragias, convulsiones y, tras una espantosa agonía, la muerte (DL50).

Busca una lista de productos que contenga el etiquetado de
NO TESTADO EN ANIMALES,
y podrá quedar en tu conciencia que estás ayudando a disolver este tipo de prácticas.

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