Valientes y valiosos

9.5.08

Informe sobre el futuro, de Benedetti


Cada uno es artífice de una porción de su propio futuro. Ah, pero sólo de una porción, que por otra parte no es la mayor, sino la mínima. El futuro mayor, y también el menos controlable, es el colectivo, digamos el mundo venidero que se forma al margen de uno.
Hoy en día, el futuro del mundo viene con nuevas guerras, es decir más destrucción. ¿Qué peso, qué influencia pacífica, podemos ejercer, prójimo más prójimo, sobre lso poderes que destruyen, sin piedad y sin freno?
La única esperanza reside en que, por debajo de cada poder, se vaya generando un sector crítico que crezca y se consolide hasta destruir al destructor. Pero, ¿será posible?, ¿Cómo acabar con las cataclísmicas fábricas de armamentos y los millonarios que las sustentan?
Tal como lo vemos hoy, el futuro es un piélago de deterioros, un borrador de catástrofes.
Desde arriba llueven bombas que son presagios. El futuro siembra pánico y mientras tanto nos espera. Hay para todos una culminación lógica llamada muerte. Eso lo tenemos claro. Pero antes de que nos alcance ese final obligatorio, están las múltiples formas de morir.
Morir de un síncope o de una hipertensión es después de todo un final benigno, casi un regalo, pero entregar la sangre en una puñalada o caer como los bolos en un bombaredeo, es un final maldito.
El pasado nos despidió con los brazos abiertos, pero el futuro nos recibe con garras sin perdón.
Nacemos de un muy tangible vientre materno y acabamos en una hondonada misteriosa.

Mario Benedetti,
Vivir adrede.

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